Los Ángeles.- La enfermera Angel Ho-king mueve la cabeza al son de música de salsa mientras espera que la gente se arremangue para recibir una inyección. Ho-king es parte de un equipo de cuatro personas que trabaja en una mesa de vacunación contra covid-19 en una feria de salud en Rampart Village, un vecindario predominantemente inmigrante a unos 10 minutos del Dodger Stadium.
Durante tres horas de un sábado reciente, Ho-king y Brenda Rodríguez, una asistente médica, vacunaron a 16 personas, mucho menos de lo que habían anticipado. Casi todos los que asistieron a la feria organizada por Saban Community Clinic eran adultos que buscaban vacunas de refuerzo o niños pequeños que recibían una primera dosis (los menores de 5 a 11 años pueden vacunarse desde finales del año pasado).
A medida que las infecciones por covid han ido disminuyendo, también lo ha hecho el interés en las vacunas, a pesar de que estas dosis son altamente efectivas para evitar enfermarse de gravedad y morir a causa del virus.
En el condado más poblado de California, donde más de 1,7 millones de personas no han recibido ni una sola dosis, las campañas de vacunación se han vuelto desoladoras. Alrededor de 46,000 residentes del condado recibieron su primera dosis en marzo, una disminución del 79% con respecto a enero, según el Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles.
Aquellos que siguen sin vacunarse son más difíciles de convencer, y les dicen a los trabajadores de salud y a los coordinadores de vacunación que no sienten que sea algo urgente.
Según una encuesta de enero realizada por el Public Policy Institute de California, aproximadamente 1 de cada 10 adultos en California dijo que definitivamente no se vacunaría, lo que no ha cambiado desde enero de 2021, y el 86% de los adultos no vacunados dijo que la variante ómicron no era suficiente para persuadirlos.
Los empleadores y las empresas están eliminando o revirtiendo los mandatos de vacunación. Y aunque la prueba de vacunación alguna vez ofreció beneficios, como permitir que las personas entraran sin máscara, generalmente ya no se requieren cubrebocas en California.
En una reciente campaña de vacunación coordinada por un grupo de defensa de inmigrantes en Palmdale, cerca de Lancaster, en el norte del condado de Los Ángeles, solo dos personas se presentaron durante cuatro horas, ambas para tener su segunda dosis.
Al 1 de abril, el 25% de los residentes de Palmdale mayores de 5 años no estaba vacunado, en comparación con el 17% de los residentes del condado, según datos oficiales.
Jorge Pérez, coordinador de vacunas de la Organización Salva, pasó una semana promocionando el evento con su equipo, yendo de puerta en puerta, visitando comercios locales y promoviéndolo o en las redes sociales. En campañas de vacunación anteriores, “tuvimos 42 personas, luego 20, luego cuatro”, dijo Pérez decepcionado. “Ahora dos”.
Pérez redujo el número de empleados en las campañas de vacunación de cinco a dos en febrero a medida que la cantidad de personas comenzó a bajar.
Queda mucho trabajo por hacer para combatir la desinformación sobre las vacunas, especialmente dada la propagación de BA.2, una subvariante de ómicron que es altamente transmisible, dijo el doctor Richard Seidman, director médico de L.A. Care, un plan de seguro público de Medicaid que sirve a los residentes del condado. El número de casos covid y las hospitalizaciones habían disminuido desde febrero, pero el condado está viendo de nuevo un aumento en los casos, según datos publicados la semana del 11 de abril.
La gente tiene varias razones para no vacunarse, dijo Seidman. “Para algunos, es desconfianza del gobierno o de los proveedores de atención médica en general”, indicó. “Algunos son más cautelosos y quieren tomar un enfoque de esperar y ver. Otros simplemente no creen en la ciencia.”
Un estudio publicado el 11 de abril por JAMA Internal Medicine muestra cuán arraigadas son estas opiniones. Muchas personas que se negaron a vacunarse desde el principio dijeron que estaban esperando que las vacunas obtuvieran la aprobación completa de la FDA. Pero cuando la agencia aprobó por primera vez una vacuna contra covid en agosto de 2021, el estudio concluyó que eso sirvió poco para cambiar la opinión de esas personas y “tuvo poco impacto inmediato en las intenciones de vacunación”.
En California, los no vacunados tenían casi 14 veces más probabilidades de morir de covid que los que habían sido vacunados por completo y recibieron una dosis de refuerzo, según datos estatales correspondientes al período del 7 al 13 de marzo.
Pérez dijo que las personas que reciben sus primeras vacunas ahora lo hacen principalmente porque se sienten obligadas, por ejemplo, para cumplir con un requisito laboral o entrar en lugares como restaurantes, bares y gimnasios que requieren prueba de vacunación.
Ese fue el caso de Modesto Araizas, una de las dos personas que se presentaron en el evento de vacunas de Palmdale. A pesar de contraer covid dos veces, faltar al trabajo y tener dificultades para respirar, no se vacunó hasta que necesitó presentar su tarjeta de vacunación para comer en su restaurante de mariscos favorito.
“No he tenido miedo”, dijo Araizas, de 46 años. “Tomo vitaminas, como alimentos saludables y hago ejercicio”.
Hasta hace poco, el gobierno federal reembolsaba a médicos, hospitales y otros proveedores por pruebas, tratamientos y vacunas para personas sin seguro. Pero la Administración de Recursos y Servicios de Salud dejó de aceptar reclamos de reembolso por pruebas y tratamientos el 22 de marzo, y por vacunas el 5 de abril.
Es probable que ahora muchas personas sin seguro deban pagar de su bolsillo las pruebas y otros servicios. Pérez espera que la gente sea más receptiva a las vacunas si las pruebas de covid se vuelven demasiado caras para ellos. Nadie va a querer seguir pagando por las pruebas cuando pueden recibir una dosis, razonó.
La enfermera Roxanna Segovia trabaja en una clínica temporal de pruebas y vacunas al otro lado de la calle de South LA Cafe en South Central Los Ángeles.
Recientemente pasó 45 minutos tratando de persuadir a un hombre que había visitado la clínica regularmente para hacerse pruebas gratuitas para que se vacunara.
“Me dio todas las razones por las que no se había vacunado, como que se violaron sus derechos civiles y hasta versículos de la Biblia”, dijo Segovia. “Su trabajo lo requiere ahora, y dijo que estaba perdiendo dinero al faltar esperando los resultados de las pruebas. Si continuaba así, no podría alimentar a su familia, pero con todo y eso, todavía no estaba seguro de si estaba tomando la decisión correcta”.
Al final de la conversación, se vacunó.
Esta historia fue producida por KHN, que publica California Healthline, un servicio editorialmente independiente de la California Health Care Foundation.
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